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3 jul 2013

El amor esponsal que se nutre del crecimiento personal

En otros momentos lo hemos dicho aquí.  Ahora lo quiero repetir como introducción a una nueva reflexión sobre la vida de casados que quiero compartirles.  Es una mentira (que por cierto puede transformarse en una muy dolorosa) pensar que el matrimonio da la felicidad plena.  En anteriores entradas al blog he elaborado sobre esto.  Pero en esta ocasión, quiero subrayar un peligro detrás de esta desvirtuada afirmación.  Peligro que consiste en abandonar el camino personal de crecimiento humano – espiritual, porque en última instancia la fuente total de mi felicidad ya la encontré en mi matrimonio.   

¿Qué significa abandonar el camino de crecimiento humano – espiritual?  O veámoslo así, ¿qué signos acompañan una vida no alimentada en sus dimensiones humana y espiritual?  Me propongo en ésta y las próximas entradas al blog compartirles algunas ideas al respecto con la esperanza de que algunos(as) se animen a iniciar un camino de crecimiento personal lo suficientemente serio como para que alimente de manera sólida su vida de pareja.  Para esto quiero tomar prestadas algunas ideas del ya fallecido Henri Nouwen, sacerdote y maestro espiritual.  Al hacerlo es mi intención, a la luz de mi pobre experiencia, compartir reflexiones sobre cómo se refleja la ausencia o presencia de un camino de crecimiento personal en la vida de pareja.

Comencemos planteándonos lo siguiente.  Muchas personas viven su experiencia diaria y rutinaria acompañada de un profundo y constante sentimiento de descontento.  Descontento que instintivamente se asocia con un abandono personal de las “cosas del espíritu”.  Es un descontento que en lo profundo te habla de la necesidad de cultivar el espíritu.  Sin comprender bien cómo atender esa “hambre” espiritual, poco a poco vamos sumergiéndonos en una melancolía generalizada.  No es de extrañar que con el tiempo esa melancolía generalizada comiences a relacionarla con tu esposo(a).  Frases como “ya no me llena esta relación”, “ya no me siento como antes con él/ella”, pudieran ser dichas como expresión de una insatisfacción que poco tiene que ver con tu esposo(a) y sí mucho con tu insatisfacción general con la vida.  Sobre todo, insatisfacción en lo referente a cómo vas respondiendo a tus motivos y necesidades profundas (intelectivas, emocionales, del carácter y del espíritu).  Si la tentación no es vencida y la confusión no es aclarada, pudiera ser el inicio de una distancia que termine en separación, con la esperanza de reencontrar en un nuevo camino, con una nueva persona, aquella motivación y aquel estímulo que sólo tiene que ver contigo y tu flojera de espiritu.  Así, la tentación de estar siempre comenzando, engañado(a) por la ilusión del inicio, mantiene a muchos(as) en el inútil esfuerzo de subir entusiasmados(as) por la escalera de la felicidad en el amor de pareja, para darse cuenta, al llegar arriba, que la escalera estaba apoyada en la pared equivocada.  La pared correcta y el camino correcto siguen siendo tu crecimiento personal, humano y espiritual.

Un primer paso es confrontar esa melancolía y descontento generalizado, dando una mirada crítica a cómo estás conduciendo tu vida.  Esto requiere una “brutal” dosis de honestidad y valentía para que no se convierta en un ejercicio inútil de esos que solemos hacer al final de cada año.  Para esto te propongo un primer punto concreto de inicio.

¿En qué ocupas tu tiempo?  ¿Estas conciente de aquello que ocupa tu tiempo?  Una mirada honesta a tu día y semana te pueden revelar la verdad de aquellas preocupaciones reales (no ilusorias) que dominan tu vida.  Preocupaciones que te “gritan” de frente a qué verdaderamente estás dándole prioridad.  Cuán importante es para tí alimentar tu mente, tus emociones, tu carácter y espíritu.  ¿Cuántos “ladrones” del tiempo has dejado entrar a tu vida que te distraen, te entretienen o te “ayudan” a descargar tu ansiedad de aceptación y de sentirte valorizado(a)?

Una tentación aquí, sobre todo para la pareja joven, es la de llenar su tiempo de salidas recreativas, cenas y todo aquel entretenimiento que pertenece al mundo compartido de la pareja.  Evidentemente, visto de manera ligera, no hay nada malo en esto.  Pero, ¿has pensado en el tiempo personal que cada cual necesita para dedicarlo a promover su crecimiento?  ¿Lees?  ¿Qué lees?  ¿Cultivas tu espíritu?  ¿Rezas, reflexionas?  ¿Te cuestionas cada día con cuanta honestidad lo viviste, en qué fallaste, en qué momento no fuíste fiel a tus valores?  Si practicas la fe cristiana, ¿lees la Biblia, la meditas, permites que la Palabra te hable al corazón?  ¿Procuras la práctica de las virtudes en tus decisiones de todos los días?  ¿Eres fiel a tus decisiones?  ¿Con demasiada fecuencia las pasiones ofuscan tu claridad mental y tu opción por lo bueno y bello?  ¿Cuál fue la última opción radical que tomaste para arriesgar en el camino de fidelidad a tus valores, a tus opciones de bien?  ¿Te preocupas por y cultivas la idea de dejar un legado de bien?  ¿Cuál es en concreto ese legado?  ¿Procuras estar atento(a) a las necesidades afectivas de tu pareja por encima de cualquier otra relación?  ¿Has identificado a alguien con la capacidad de acompañar tu camino de crecimiento personal?  

Si tu uso del tiempo no revela prioridades que te lleven a crecer a nivel personal, el gusto de estar con tu pareja, irremediablemente irá menguando, pues cada vez tendrás menos novedad creativa que ofrecer en tu relación.  Por ende, también decrecerá la novedad creativa que recibas.  Esposo(a), en este mundo infantil y hostil, se hace cada vez más necesario que asumas el compromiso contigo de alimentar tu crecimiento personal.  Sólo así irás entendiendo que ese compromiso te llevará a tender hacia tu esposo(a), dedicando espacios de formación y crecimiento juntos.  Así verás nacer el hambre de querer crecer juntos. 

En las próximas entradas continuaremos hablando sobre cómo se manifiesta una vida personal sin crecimiento y sus repercusiones en la vida de pareja.  El amor de pareja es don mutuo, pero si no cultivas tu don, ¿qué vas a ofrecer en este intercambio creativo e inagotable que es el amor esponsal?                       

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