Quienes
hayan hecho este recorrido conmigo sobre cómo el mundo emocional personal
afecta la relación de pareja, posiblemente se esté cuestionando cómo es posible
que hayamos dejado de lado una emoción que es tan importante. No podemos afirmar que es la emoción que más negativamente
impacta la relación de pareja. Quizás para
algunos sí lo sea. Pero en definitiva, la
ira, el enojo, la furia o el simple enfado es una emoción que se vive con
alguna frecuencia en la vida de pareja y que impacta su calidad, fluidez y
profundidad. Y digo esto porque
difícilmente puede crecer en calidad y profundidad una relación de pareja entre
continuas luchas y descargas de coraje del uno hacia el otro. Pero lo digo además porque cada enfado y
coraje, bien vivido, puede ser ocasión propicia y privilegiada para que la
pareja madure su manera de comunicarse y sobre todo, su compromiso de
expresarse y acogerse también a nivel emocional... no sólo a nivel racional o
espiritual.
Demos
una primera mirada al origen del enojo o la ira. Siguiendo el recorrido que hasta ahora hemos
hecho con las otras emociones que hemos visto aquí, digamos que el
pensamiento que suele desencadenar el sentimiento de la ira es la percepción,
certeza o convicción de haber sido tratado(a) con INJUSTICIA. Pregúntate, esposo(a), si las veces en que te
has sentido enojado(a), enfadado(a), irritado(a) o molesto(a) con tu esposo(a)
no ha sido porque te has sentido injustamente tratado(a).
Y
aquí entra toda una gama de pequeñas o grandes injusticias percibidas:
·
No
me ayudas con los quehaceres del hogar
·
Gastas
más dinero de lo que me parece razonable
·
Decides
asuntos importantes sin contar conmigo
·
No
asumes el mismo nivel de responsabilidad que asumo yo con los hijos
Pero
también pueden ser injusticias percibidas de una manera más sutil:
·
No
eres tan delicado(a) conmigo como lo soy contigo
·
No
demuestras la misma disponibilidad que te demuestro yo para la intimidad
·
No
me dedicas el mismo tiempo de escucha que te dedico yo
·
Respondes
con más premura a las necesidades de tus padres que a las mías
Fíjate
que detrás de todo enojo hay una percepción de injusticia. Una valoración que haces que te lleva a
concluir que, en el balance de esfuerzos, atenciones, decisiones tomadas o
prioridades atendidas, no hay equilibrio.
Sientes que estás perdiendo más de lo que ganas... o de lo que estás
dispuesto(a) a perder... o de lo que te reconoces capaz de aguantar. Esto explica en gran medida porqué es tan
difícil dialogar en medio de un enojo mutuo en la pareja, cuando ambos están
seguros de reclamar ser el(la) más injustamente tratado(a). Esto explica muchas de las expresiones que uno
suele usar con la pareja cuando está enojado(a), con coraje o (por qué no
decirlo), lleno de ira.
Miremos las
siguientes expresiones, en qué suele consistir la percepción de injusticia en
cada una de ellas y algunas preguntas que bien pudieran ayudarte a mirar con
una perspectiva más amplia tu coraje:
Expresión
|
Sentimiento
de injusticia
|
Pregúntate
si...
|
¡Contigo no
se puede hablar!
|
(Eres
injusto porque no me escuchas.)
|
¿Escuchaste
tú primero? Cuando escuchamos primero,
sosegadamente, asumimos la emoción del otro y estamos en mejor condición de
liberarlo(a) del coraje (damos aire sicológico).
|
¡Para qué
te voy a decir las cosas si como quiera te vas a enojar!
|
(En mis
discusiones contigo siempre pierdo y no es justo que sea así.)
|
¿Has estado
dispuesto(a) antes a “perder”... aunque sea una sola vez?, ¿o el orgullo te
lo impide?, ¿estas dispuesto(a) a aceptar que tu error pudo haber causado una
situación de injusticia hacia tu cónyuge?
|
¡Claro,
como tú no eres quien resuelve las necesidades de los niños! (Podemos
sustituir aquí “los niños” por cualquier otra realidad de la vida de pareja: cocinar,
trabajar, atender a un padre enfermo, soportar a un jefe incompetente, etc.)
|
(Me siento
solo(a) atendiendo esta situación... no puedo contar contigo y no es justo.)
|
¿Has
conversado con tu esposo(a) sobre cómo te sientes ante esta situación?, ¿le
has pedido su colaboración?, ¿le has dicho cómo puede ayudarte? Estas sugerencias puedes aplicarlas, pero
cuando estés sosegado(a). En medio de
un enojo pudieran ser ocasión para aumentar el coraje.
|
La
ira es una de las emociones más dañinas en la vida de pareja. Pero a su vez, existen muchas modalidades de
comportamientos que ayudan a manejarla de manera saludable y creativa.
Claro,
lo primero que hay que maduramente aceptar es que no nos vamos a deshacer totalmente
de ella. La ira es una emoción
desarrollada como respuesta, en el ser humano, a través de millones de años. Tiene una gran importancia como instinto de
supervivencia y como fuerza de empuje ante los obstáculos que se presentan en
la vida. Como toda emoción, no puede ser
valorada únicamente desde el punto de vista negativo. De hecho, no vivimos en un mundo perfecto
carente de injusticias. La vida de
pareja, con mucha frecuencia, se nos presenta llena de injusticias reales
(no percibidas). La ira bien enfocada y
vivida es oportunidad para sacar las fuerzas que nos permiten llamar a las
injusticias por su nombre e invitar a la pareja a vivir en un nivel mayor de atención
y generosidad. Confrontar la ira con más
ira puede ser muy dañino para la relación de esposos. Pero también lo puede ser el no tener el
coraje de “llamar las cosas por su nombre” y no dejarle saber a nuestro(a)
esposo(a) aquellos sentimientos de molestia que tenemos y que legítimamente nos
parecen creados por una real injusticia en la relación.
La
vida de casados es compleja y llena de sensibilidades mutuas que se tocan
constantemente. Aceptar esta realidad es
un paso imprescindible para continuar perseverando en ella y apostando a que el
amor todo lo puede, todo lo alcanza y todo lo transforma.
En
unas próximas entradas continuaremos hablando sobre el origen y manejo del
coraje en la relación de esposos.
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